La vida en diferentes etapas de su existencia, puede llegar a tocar fuertemente la fibra de nuestros corazones con situaciones inesperadas o momentos que nos pueden producir mucho dolor. La muerte de un ser querido, un matrimonio que se acaba, la separación de nuestros padres, un negocio que llega a la quiebra, una enfermedad terminal, un secuestro sin explicación, una guerra sin sentido y no terminaría la lista, de tantas cosas que el hombre puede llegar a vivir. Muchas de estas situaciones difíciles se dan en tan corto tiempo, que podemos llegar a preguntarnos en tono desesperado: ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Por qué yo y no otra persona? ¿He sido tan malo como para merecer tal castigo?
Son muchas las preguntas que llegan a nuestra mente sin una respuesta clara y contundente para lo que esta sucediendo, pero nunca pensamos que todas estas situaciones tienen un propósito claro para nuestras vidas. Dios nos ha creado para ser felices y desde nuestra creación, nos regaló dones muy específicos, el cual enmarcan el gran valor que posee cada persona para SERVIR en lo que mejor sabe hacer. Sin embargo, nuestra naturaleza que siempre busca la maldad, nos lleva a tomar decisiones que nos enrutan de manera directa a la perdición, tomando decisiones en contra de nuestra creación y de nuestro propósito, y es allí en donde iniciamos un rumbo distinto a la verdadera felicidad. Apegarte de la persona equivocada, serle infiel a tu pareja, hacer negocios por fuera de la ley, alimentarte mal y vivir preocupado(a) por tu cuerpo descuidando tu salud y otras decisiones que nos pueden afectar directamente a nosotros mismos, hacen que asumamos de manera consciente o inconsciente, las consecuencias de dichas decisiones. Y es aquí en donde ingresa el sufrimiento a nuestra historia de vida.
Te tengo una buena y una mala noticia si has tomado una decisión por fuera de la voluntad de Dios… La mala es que no te podrás esconder del dolor y deberás asumir las consecuencias de tus decisiones. En todo momento sabrás que estás obrando mal y si no lo reconoces, te estarás mintiendo a ti mismo. La buena noticia, es que Dios se vale de cualquier persona, momento o situación, para que regreses a sus brazos de Padre bondadoso y regalarte un abrazo de perdón. Romanos 8,28 nos dice: “Sabemos que Dios dispone las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.” Y es allí en donde nos damos cuenta, que aunque hayamos tomado decisiones en contra de su propósito, Él siempre estará dispuesto a recibirte y perdonarte; solo debes abrir tu corazón y pedir perdón sinceramente.
¡Disfrutemos de la LIBERTAD que trae consigo el AMOR para hacer uno uso debido y útil al LIBRE ALBEDRÍO! El respeta tu decisión; aceptemos con firmeza su propósito, ¡porque no hay mejor plan que aquel que venga de sus santas manos!
Culmino compartiendo lo siguiente: “Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: Yo he vencido al mundo.” Juan 16,33
“Gracias Padre Celestial por permitir sufrimiento en mi vida, porqué siempre te glorificarás en medio de mi debilidad.”
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John Sarmiento González
Marketing Consultor
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