Luego de varios fines de semana de descanso y de compartir con mi familia durante el fin e inicio de año, me he dado cuenta de lo bendecido que soy por tener una familia tan numerosa y unida. Pienso que las dificultades que hemos tenido en nuestro andar, ha sido el mejor motivo permitido por Dios, en buscar esa unidad familiar, continuar con la lucha diaria y salir adelante juntos.
A nivel personal entendí que debemos ser muy tolerantes con nuestro prójimo, ya que cada quien vive su propia historia y no debemos sumarnos como un problema a su vida, sino buscar ser lo más prudente posible y asertivo en la comunicación. Esto con el fin de exhortar con amor, cuando veamos que nuestro hermanos está haciendo algo incorrecto en su vida. Ahora bien, muchos dirán eso del bien y el mal es muy subjetivo; lo que para mí puede ser bueno, para otro puede ser malo y viceversa, y posiblemente esta afirmación sea correcta, no existe una verdad absoluta. Sin embargo, desde mi humilde opinión, estoy convencido de que existe una VERDAD VERDADERA, el cuál nos invita a vivir en medio del AMOR y a practicarlo sin juzgar o señalar; su nombre es Jesús.
En las primeras manifestaciones directas entre el Dios de la vida y el hombre, se encuentra enmarcado la relación entre Moisés y Dios. La Biblia nos indica que por medio de diez leyes (Éxodo 20), Dios quiso expresarle al hombre de manera breve y concisa, que es actuar bien y que la omisión de algunos de ellos, lo encaminaría hacia el camino NO AGRADABLE A DIOS. Sin embargo, con la nueva alianza que Jesús realizó por nosotros, esas leyes pasaron a un segundo plano, para que sus palabras se convirtieran en el centro de nuestra atención; Jesús desea que practiquemos solo el resumen de esas leyes, el amor a Dios, a nosotros mismos y nuestro prójimo.
No es necesario ser cristiano, religioso, o una persona espiritual para saber identificar cuando actuamos bien o mal. De hecho, bajo nuestra misma conducta (consciencia) dentro de la sociedad, encontramos la respuesta a nosotros mismos, cuando nos vemos en una situación o lugar que está por fuera de lo aceptable para la sociedad. Dicen que la voz del pueblo, es la voz de Dios, lástima que nuestros dirigentes a veces se dejen llevar por las mentiras del enemigo, para tomar decisiones en contra de la voz y necesidad del pueblo.
Quiero aclarar que no soy perfecto ni busco serlo, tan solo se que cuando me di cuenta que Dios me ama tal cuál como soy, y que El es capaz de desechar ese hombre viejo para hacer de mi un hombre nuevo, empecé a enamorarme de El y a amarlo, porque El me amó primero (1 Juan 4,19). Es por ello que al leer las siguientes palabras, vivo convencido que nací para estar bajo su redil (bien) y no en las mentiras del enemigo (mal):
“Mantengámonos FIRMES, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino démonos ánimos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca. Porque si seguimos pecando INTENCIONALMENTE después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados; solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. No pierdan, pues, su confianza, porque ella les traerá una gran recompensa. Ustedes necesitan tener FORTALEZA en el sufrimiento, para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha prometido.” Hebreos 10, 23-27;35- 36.
Por muy tentado que nos sintamos del enemigo (que también se encuentra en nuestro interior), debemos pedirle a Dios la FORTALEZA necesaria para cargar con la cruz que nos corresponde y no desistir ante el mal. Todos hemos nacido con debilidades (si no las tuviéramos fuéramos dioses), y con esto debemos entender, que buscar ser santos solo cumpliendo las leyes, es una pérdida de tiempo. Aunque pequemos una y otra vez, Dios Padre sabía que lo haríamos; El nos creó imperfectos y débiles de carne, sin embargo, tenemos toda una vida para arrepentirnos y recibir su perdón.
Advertencia: Vivir en permanente pecado, hará que nuestras bendiciones se retrasen y no se cumpla el propósito divino que Dios ha preparado para nuestras vidas.
Por ende, mi primera sugerencia como cristiano católico es:
Si sabes que actuarás mal y eso no le agradará a Dios, por favor no lo hagas
Si lo haces debes asumir la responsabilidad de tus actos como hombre/mujer maduro(a) y entender que eso solo hará perjuicio para tu espíritu. Vuelvo y repito, no soy santo, no soy perfecto, pero aveces peco al juzgar o al creerme más que mi hermano, porque me considere más espiritual que el. Todos tenemos nuestro talón de aquiles, yo los tengo plenamente identificados, y ten presente que es por allí en donde el enemigo más te atacará, te pondrá a prueba como a Jesús en el desierto, para saber que tanto amas a Dios. Segunda sugerencia:
Ora para que Dios te muestre la mejor decisión.
Somos carne, alma y espíritu, y desde que fuimos bautizados, recibimos al Espíritu Santo para que habite en nosotros y se convierta en nuestro mejor consejero. Pídele a él que te oriente y te ayude a tomar la mejor decisión, será una experiencia liberadora al sentir que has hecho lo correcto y que has decidido lo mejor para tu propia vida y el de los demás. Tercera y última sugerencia:
Si sabes que has hecho mal, confiésate. Arrepiéntete de corazón y no lo vuelvas a hacer.
Este ejercicio hará que el Espíritu Santo tome mayor fuerza en tu vida y habite en ti por lo determinado(a) qué has sido al buscarlo nuevamente. Todo ser humano debe convivir en su interior con luchas permanentes entre el bien y el mal, de ti depende a quien le creas más. Dios nos bendiga.
¿Fue útil esta información para ti? ¡Compártelo con tus amigos! Sígueme en Facebook como www.facebook.com/JohnSarmientoCo; Twitter e Instagram @JohnSarmientoCo.
John Sarmiento González
Marketing Consultor
WhatsApp: +573012286801
info@johnsarmiento.co
www.johnsarmiento.co